
¿AGENCIA MISIONERA VS. LA IGLESIA LOCAL?
Pensamientos Preliminares
Keith Bentson
Nosotros
representamos un movimiento de iglesias. Nos interesa fundar iglesias y
confirmar iglesias. Cuando se llega a la cuestión de las misiones, nuestra
manera normal de pensar es que la iglesia es la que envía obreros a la mies. En
vano hojeamos las páginas del N.T. para encontrar que existiera una agencia
misionera.
Las
ventajas de que obreros sean enviados directamente de las iglesias son fáciles
de observar:
- Las
respectivas congregaciones son las que conocen íntimamente a los que han de
ser enviados; éstos han sido entrenados y probados dentro del marco de la
iglesia.
- La
iglesia no querrá perder el contacto ministerial con el enviado;
seguramente en alguna medida la labor misionera a realizarse por éste será
una extensión de la misma iglesia.
- El
apoyo, tanto espiritual como económico, destinado a los misioneros, depende
de las iglesias locales que envían.
- Es
la iglesia la responsable por la evangelización del mundo, no una institución
organizada por un comisión de hombres.
Antes
de comentar acerca de la misma agencia misionera, conviene señalar algunas
limitaciones de la iglesia local como el único organismo enviador.
- Una
congregación conoce al candidato a las misiones dentro de su marco habitual
donde éste está rodeado de soportes naturales, como la familia, su raza,
sus costumbres, su clima, su dieta y sus variadas amistades que él o ella
libremente puede escoger. Pero la iglesia no ha visto sus reacciones cuando
ha estado bajo otras circunstancias totalmente diferentes y a veces
extenuantes, donde tendrá que evidenciar una estabilidad, una firmeza, una
paciencia, un temple, un conocimiento y una fe superior a lo que antes se le
exigía: clima agotador, dieta desagradable, restricción y límites de
amistades, idioma difícil, conceptos y práctica que irritan, etc.
- Una
iglesia no conoce el ambiente, necesidades, restricciones, problemas,
tensiones, tendencias, desarrollo, aspiraciones del país extranjero dónde
enviaría su obrero. Los consejos naturales que daría una congregación serán
inadecuados para aplicar en otras tierras donde la cultura, las costumbres,
los conceptos y prácticas distan mucho de los de la congregación enviadora.
- La
siguiente observación es espiritualmente sutil: Los pastores de una iglesia
local –la que quiere enviar un obrero- tienen don y sabiduría para
atender al rebaño de su localidad. Pero otro es el don apostólico
(misionero) que habilita para ministrar y gobernar la obra en tierras foráneas.
El ministerio pastoral en un país o región no habilita suficientemente
para administrar una misión de índole apostólica.
¿Cuál
opción nos queda, entonces, para enviar obreros a otras latitudes?
Sugerimos
tres modos apropiados que pueden facilitar el envío de misioneros:
- La
iglesia enviadora puede confiar al candidato a enviarse en manos de un
ministerio apostólico poco conocido que en el destino recibirá y orientará
al nuevo obrero. Así, no pretenderá dirigir el ministerio de su enviado
desde el marco de la iglesia local. La relación de la iglesia enviadora se
limitaría al sostén espiritual, moral y económico; no se entendería del
gobierno.
- Confiar
al obrero en manos de un equipo apostólico conocido, que representa la
misma familia de iglesias de la que forma parte.
Esto
es viable cuando dicho equipo esté capacitado para sobrever la obra en el
destino del nuevo misionero. Por ejemplo, trabajar entre musulmanes requiere de
una dirección espiritual y administrativa para lo cual muy pocos estarían
capacitados. Mejor sería trabajar por una agencia experimentada.
- Confiar
al obrero en manos de una agencia misionera, teniendo en cuenta los
siguientes factores:
- Normalmente,
una agencia misionera es una expresión y fruto de un ministerio apostólico
que funcionara desde hace algún tiempo, y que hubiera adquirido mucha
experiencia.
- Una
agencia misionera tiene forma de una organización porque ha tenido que
adaptarse a las exigencias de las leyes, tanto del país de origen como
del que constituye el campo misionero.
- En
este caso, la agencia misionera constituye una parte del equipo que
posibilita un ministerio misionero, mientras la iglesia local sigue siendo
un soporte insustituible. La una complementa a la otra.
COMENTARIOS:
Si
un equipo apostólico nuestro sobreve el envío y orientación de un misionero,
realiza la misma función de lo que llamamos una “agencia misionera”. Así
que, sustancialmente, no debe haber pugna entre la función de la iglesia local
y la agencia misionera.
Debemos
considerar seriamente las limitaciones de un proyecto misionero de una iglesia
local que no contemple la posibilidad de unirse en espíritu a un equipo apostólico
o a una probada agencia misionera:
- Futuros
cambios en las autoridades de la iglesia pueden afectar negativamente la
relación, seguridad y ministerio del misionero.
- Problemas
y divisiones en la iglesia comprometen la relación y economía del obrero
misionero.
- Una
sola iglesia difícilmente pueda asegurar el suministro de nuevos obreros a
su obra misionera; de ahí se inicia un período de debilitamiento.