EXPLORANDO EL ENVÍO DE MISIONEROS
¿Quién envía? ¿Dónde está la autoridad?
por Keith Bentson
Resumen de una charla
dada al presbiterio de la Zona Oeste,
Ruta 7, del Gran Buenos Aires, 11/08/04
INTRODUCCIÓN
Antes de entrar en tema, pienso que sería conveniente recordarnos algo muy fundamental en lo que se refiere a la obra misionera: La iglesia primitiva comenzó su carrera misionera contando con apóstoles muy definidos. Es cierto que con el tiempo, los que surgieron después no eran tan conocidos ni gozaba de la ascendencia o autoridad de los Doce (exceptuando a Pablo), pero igual la iglesia, en su movimiento de extensión supo reconocer el papel del ministerio apostólico y translocal:
a. | Los apóstoles trabajan más directamente bajo el reino de Dios (Cristo) que bajo la iglesia. Por supuesto, los ministerios apostólicos guardan una relación muy cálida con la iglesia que los envía, como asimismo con otros colegas ocupados en la función apostólica. Con su encargo apostólico él viene a ser un elemento importante en la formación de la iglesia como una familia, llegando a ser una especie de “padre”. |
b. | En verdad, siempre, a través de los siglos, ha habido ministerios apostólicos en la iglesia, pues Cristo realiza su obra llamando, dotando y enviando hombres con gracia y sabiduría apostólicas, justamente para promover la extensión del evangelio. Éstos no son meramente obreros -como correctamente los hay muchos-, sin son elegidos y capacitados con gracia apostólica. |
c. | Dentro de nuestra familia de iglesias (la Comunidad Cristiana) no se ha desarrollado un fuerte ministerio apostólico de misiones, aunque sí hay algunas pocas y tímidas expresiones. Pero ahora, al ir abriendo nuestro corazón más plenamente al ministerio misionero, debemos dejar lugar en nuestra mente y espíritu para que el Espíritu Santo nos advierta y guíe en un desarrollo positivo hacia un mayor ministerio apostólico. |
d. | Nuestra expresión como una familia de congregaciones no representa lo que sería una denominación tradicional. Las Asambleas de Dios, una denominación fuerte y desarrollada en las misiones, tiene toda su visión, políticas y prácticas asentadas en forme escrita que cubre toda una gama de expresiones misioneras. Han elegido ciertos caminos y formas para enviar y realizar la obra misionera, y dentro de esos parámetros los obreros tienen que ubicarse. Es virtualmente igual en todas las denominaciones. Así que nosotros debemos reconocer que tenemos mucho que aprender y mucho camino a andar. No siendo nosotros, como ya dije, una denominación con experiencia y normas y reglas fijas, debemos avanzar con cuidado pidiendo al Señor sabiduría con el fin de no cometer demasiados errores innecesarios. |
Para enfrentar el desafío de las misiones transculturales (término éste que puede incluir grupos humanos aun dentro del país de uno), comenzaría señalando que nos corresponde entender que prácticamente en toda nación ya existe algún testimonio del evangelio; alguna iglesia cristiana. Si es así, nos corresponde en lo posible saber lo que Cristo haya hecho en esos lugares por medio de sus siervos, pues no es aceptable llegar al campo misionero pretendiendo con nuestro arribo que "Por fin, llega el evangelio aquí". Reconocer la labor de otros es reconocer la actividad de Cristo. No somos los primeros en llegar, ni seremos los últimos. | ||||||||||||||||
Pues bien, considero que donde fuera posible, lo ideal sería que nuestro nuevo misionero pudiera ser recibido en el campo por alguien que ya trabaja allí, para ser amparado y orientado, al menos durante el primer tramo de su nueva experiencia. Esto no significa que tendría que comprometerse a trabajar siempre bajo él (aunque eso sería otra cuestión digna de estudiar) , pero sí le aseguraría un comienzo más seguro. | ||||||||||||||||
¿Bajo quién
trabajará el nuevo misionero? ¿Bajo autoridad de quién trabajará? Existen
varias alternativas.
Confiemos en que el Espíritu Santo nos guíe en estos próximos pocos años, con el fin de que enviemos buenos obreros a la mies. |