La misión pequeña vendrá a ser grande

por Osvaldo Cepeda

Las cosas que nosotros comenzamos siempre son pequeñas porque nosotros somos pequeños. Esto es una realidad. Pero también es una realidad que nuestro Dios es grande, sin limites, y hace cosas grandes. Por lo tanto nosotros no debemos proyectarnos desde nuestra pequeñez, sino desde la grandeza de nuestro Señor, apuntando a crecer en todo sentido: espiritual, numérica, ministerial, económica, geográficamente, etc. 

En estos días he sido inspirado por la palabra profética de Isaías 60. 22: El pequeño vendrá a ser mil, el menor, un pueblo fuerte. Yo, Jehová, a su tiempo haré que esto sea cumplido pronto. Lo que más me impactó de esta palabra es que Dios no se limita a nuestra pequeñez, ni siquiera a nuestro desanimo, a nuestra iniquidad e injusticia. Él soberanamente irrumpe por propia determinación: Y temerán desde el occidente el nombre de Jehová, y desde el nacimiento del sol su gloria; porque vendrá el enemigo como río, mas el Espíritu de Jehová levantará bandera (59.19). Levántate, resplandece; porque ha venido tu luz, y la gloria de Jehová ha nacido sobre ti. Porque he aquí que tinieblas cubrirán la tierra, y oscuridad las naciones; mas sobre ti será vista su gloria. Y andarán las naciones a tu luz, y los reyes al resplandor de tu nacimiento (60.1-3).

A su tiempo haré que esto sea cumplido pronto. Todo tiene un tiempo de cumplimiento; eso no se discute. No llegamos a cosas grandes de un día para otro, pero debemos proyectarnos con la espiritualidad y convicción que al Señor le encanta bendecir, salvar, redimir, liberar, transformar vidas. Tenemos que creer y proclamar esta verdad. Dios no se limita a mi pequeñez ni a la de nadie. El deseo de su corazón está en bendecir naciones, en llenar la tierra de su gloria; y nosotros pertenecemos a ese mover de Dios. Por lo tanto nuestra misión hoy es proyectarnos creyendo esto, animando a nuestros hermanos a creerlo, también, ¡porque el Grande está de nuestra parte! ¡Aleluya! 

Espiritualmente: agudicemos nuestra relación con el Señor de la Misión, por medio de la oración, la lectura de la palabra, la alabanza y la adoración, sin olvidar que Él es más importante que la misma misión.

Numéricamente: predicando el evangelio "a tiempo y fuera de tiempo", manteniendo un espíritu evangelístico vivo y dinámico entre los hermanos, orando por nuestros vecinos, pueblo, provincia y nación, 
Alguien dijo que el único programa de crecimiento que no funciona es el que no se hace.

Ministerialmente: Tenemos que saber que si no crecemos, inevitablemente nos estancamos. Creceremos relacionándonos más con el Señor y también con otros ministerios con otra diversidad de dones y ministerios. Nadie está en condiciones de andar solo; tenemos que anhelar ser parte de un equipo. Una forma de crecer es encontrar el complemento de lo que a mí me falta. También, debemos tomar tiempo para el estudio de la Palabra, leyendo buenos libros, tomando seminarios, e instruyendo a la hermandad en la misma dirección.

Económicamente: Todo lo puedo en Cristo que me fortalece (Fil.4:13). Me hizo mucho bien cuando entendí que esta proclama de Pablo tenia que ver con su actitud frente a las cosas materiales. La Biblia jamás insinúa que el dinero es un problema para desarrollar la obra del Señor; mas bien el problema es nuestra actitud, nuestra incredulidad. Les prometo compartir en los meses que viene algo de esto; mientras tanto, no dudemos: "la plata y el oro también son de Dios".

Geográficamente: El lugar en el que estamos trabajando no es el único, ni él ultimo lugar donde el Señor nos quiere usar. Debemos tomar conciencia de su mandato que nuestra misión es llegar hasta lo último de la tierra, por lo tanto nos hará bien mantener una espiritualidad de crecimiento y extensión. El resto lo hace el Señor por su Espíritu, sin olvidar que el pequeño vendrá a ser mil, el menor, un pueblo fuerte. Yo Jehová, a su tiempo haré que esto sea cumplido pronto.

Hasta pronto, Osvaldo 

Ir a Sección "Misiones"
Ir a Página Principal