¿POR QUÉ LOS MUSULMANES
NO TOLERAN A LOS CRISTIANOS?
por Carlos Madrigal
(Extracto de la ponencia
“Seducción del Islam en la Cristiana Europa” presentada en Clame09 en Noviembre
de 2009, Málaga - España)
La
“cultura de la culpa” se disculpa; la del “agravio” se desquita
Según la definición básica de las tres culturas del mundo –(a) cultura del
honor, (b) de la culpa y (c) del miedo– Occidente pertenece a la llamada
“cultura de la inocencia y/o culpa” y Oriente a la del “honor y/o deshonor”.
¿Que sucede cuando uno incurre en una culpa y pierde su inocencia? Debe
disculparse, pedir perdón para recibir su absolución. ¿Qué ocurre cuando uno es
ultrajado y manchan su honor? Debe desquitarse, para limpiar los agravios
recibidos y recuperar la dignidad. Y esto es lo que acontece hoy: Occidente pide
disculpas, Oriente exige compensaciones por la ofensa recibida. Europa entona el
“mea culpa”, el Islam en Europa reclama una “satisfacción” ante el agravio. Son
‘legión’ los ejemplos que ilustran estas actitudes: desde las reivindicaciones
de los musulmanes para erradicar las cruces del pasaporte holandés o del escudo
en el equipo de fútbol suizo , hasta el cineasta holandés Theo Van Gogh,
asesinado por su cortometraje donde una mujer aparecía con un versículo del
Corán tatuado en la espalda, o el conflicto de los minaretes, hoy en Suiza.
No se pueden cambiar los ‘genes’ de una cultura con un traje nuevo
El occidental viste con ‘traje y corbata’ al musulmán y espera que cambie su
corazón. Le ofrece ‘democracia’ y espera que cambie su tejido social. ¡Pero ha
olvidado que sólo el Evangelio cambia el corazón!
Es lo que no entiende el occidental, perplejo por ver que pese a las ventajas de
justicia social, coherencia con sus principios y énfasis en los derechos
individuales, con los que en un primer momento parece que atrae al oriental,
éste tarde o temprano se ve arrastrado por el lastre de sus ‘genes’ culturales:
el sentido del honor, la fidelidad a las costumbres y la sumisión a la
comunidad. Y si el honor, la tradición y la comunidad son de corte integrista,
puede llegar incluso a la auto-inmolación terrorista. En occidente si alguien
mata en defensa propia es exculpado; en oriente si lo hace para limpiar el honor
es justificado. Uno ha protegido la vida; el otro, algo más importante aún: el
honor.
(...)
Desmarcarnos de Oriente y Occidente
(...) Por todo lo dicho arriba, no debemos dejarnos llevar por fobias, paranoias
o teorías de la conspiración alarmistas. No debemos demonizar a una cuarta parte
de la humanidad por su religión. No están más “bajo el maligno” de lo que lo
estaban los romanos o los griegos en tiempos de Pablo; o nosotros antes de
convertirnos; o nuestros países “cristianos”. No somos, o no debemos ser de “la
civilización cristiana” enfrentada a “la civilización musulmana” (y espero que
realmente nuestro sentido de ciudadanía esté en los cielos). No debemos
colgarles el ‘San Benito’ de terroristas “per se”. ¿O eran terroristas todos los
cristianos por causa del I.R.A? La mayoría, en lo que piensa es en llegar a fin
de mes, pagar la hipoteca y el colegio de los niños, como los occidentales. ¿O
es que Milosevich era un cristiano en una santa cruzada contra los musulmanes
bosnios? como ellos también nos acusarían.
(...)
¡Debemos desmarcarnos con una clara identidad arraigada sólo en Jesús, pero
plenamente en Jesús! ¿Y esto qué implica?
(...)
i. CON-VIVENCIA y/o CON-FESIÓN
(...) hemos de hacer sacrificios... en amarlos, llevar sus cargas, parecernos
más a Jesús y sufrir la persecución. La clave es: ACERCAMIENTO SIN LÍMITES EN LA
CON-VIVENCIA1 , PERO CLARA DISTINCIÓN EN LA CON-FESIÓN2 . Además siempre hemos de
estar al lado de los menos favorecidos, sea cual sea su religión. Podemos buscar
puntos de encuentro en la ayuda a las necesidades comunitarias, legales,
sanitarias, educativas etc. de todo grupo étnico y religioso. Pero no podemos
arriar el “pendón” al que las naciones necesitan mirar para salvarse (Is 11:10;
45:22).
(...)
No somos ni debemos ser adalides de Occidente, de la “Cristiandad”, ni siquiera
de nuestra versión de la iglesia... Nuestro compromiso es y debe ser sólo con
Jesús, ¡pero a las claras!
Frente a la cultura del honor y/o la vergüenza: Ro 1:16
No es por argumentos, ni por fórmulas más contextualizadas, ni por concesiones
conciliadoras, sino por el poder y la claridad del evangelio “encarnado”,
presentado en amor y sacrificio, que superaremos toda barrera. Tenemos mucho que
ofrecer y nada que esconder. Ante la cultura del honor y/o la vergüenza, la
Palabra nos da la clave:
“Porque no me avergüenzo del evangelio, porque es poder de Dios para salvación a
todo aquel que cree; al judío primeramente, y también al griego” y por supuesto
al musulmán (Ro 1:16).
¡El evangelio es honorable, no lo rebajemos!
¡El evangelio es poder, creamos en él!
¡El evangelio es para todos igual, no lo cambiemos!
Carlos Madrigal,
Estambul, 20 de Octubre de 2009
[1] Con-vivir: “Vivir en compañía de otro u otros” (Diccionario de la Real Academia de la Lengua Española). Es decir: “vivir” “con...”, compartir todas las vivencias, círculos, costumbres y contextos sociales, ¡no como correligionarios!, sino como buenos vecinos.
[2] Con-fesar: “Dicho de una persona: Expresar voluntariamente sus actos, ideas o sentimientos verdaderos” (1ª definición en el Dicc. de la R.A.L.E.). Por tanto: proclamar la “fe” “con” otros delante; i.e. públicamente. (...)