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Consejos para elegir canciones para el culto
por Daniel Verstraeten
Hoy en día uno puede ir a cualquier iglesia y en general, con más o menos volumen, se oye todo igual. Lo igual es que se canta el último cassette o compact de Centro América (lo decimos con respeto). En general las canciones de nuestros compositores de primera línea han sido compuestas más bien para recitales,
con pocas excepciones como "Perfume de Alabanza", el grupo de músicos de Freidzon y
algunas producciones de otras congregaciones. Debemos desarrollar más este potencial.
¿Acaso no hay nadie en la congregación que pueda escribir una letra y otro que le ponga música? Las canciones de nuestros hermanos de la congregación no van a resultar iguales a las grabadas en 40 canales con todos los
detalles, pero pueden tener unción del Espíritu. Además, es necesario que autores novatos tengan la oportunidad de desenvolver sus alas; si no, no desarrollaremos los dones que Dios da a nuestro grupo. Ahora, algunos consejos:
¡Tengamos cuidado con las canciones de tono menor! A menos que sea una canción hebrea rápida, pues una canción en tono menor produce achatamiento; carece de vuelo espiritual. En general es tristona. El tono mayor es positivo; evoca alegría.
Revisen las canciones en cuanto al acento de las palabras. Hay compositores muy desprolijos: Dicen "pará" en vez de "para", "el Séñor" en vez "del Señor", o sea que los acentos no se tienen en cuenta y si llega alguien de afuera va a encontrarse con algunas palabras y expresiones un tanto raras.
Tendríamos que estar sujetos al Espíritu para la elaboración de la lista de canciones, pero también sensibles para cambiarlas a causa de lo que está haciendo el Espíritu en la reunión.
No es necesario que todas las reuniones comiencen con una canción rápida para luego entrar en canciones de adoración. (Dicho sea de paso, habría que volver a revisar porqué la hermandad tiene que estar parada una hora, como si todos fueran jóvenes).
Hay que dar lugar a los solistas. Los coros. Los cuartetos o dúos. Una buena voz nos lleva a la presencia de Dios. Un coro de niños nos enternece.
Una canción de fondo ameniza y ayuda mucho cuando llamamos al público al arrepentimiento o a la entrega de nuestras vidas. El canto es un vehículo que va mas allá de las palabras.
El Señor nos guíe en todo.
Hasta la próxima,
Daniel